Cuidado dental de los niños



Como preparar a los niños para ir al dentista. Pautas para los padres.

1. Antes de ir al dentista. No olvidemos que la principal fuente de aprendizaje de un niño es el modelado. Es decir, los niños copian las conductas de sus adultos de referencia, que principalmente son sus padres. Cuando los niños ven que sus padres tienen miedo al dentista, o están preocupados por si les va a doler mucho, el niño aprende que hay que tener miedo a ir al dentista porque es lo que está viendo en casa. Por eso es fundamental que los padres sean los primeros en controlar su miedo y su ansiedad ante la visita a estos profesionales.

2. Algunas ideas que nos pueden ayudar. Normalicemos la visita al dentista, no hay que esperar a tener un problema para acudir al dentista, lo ideal es hacer revisiones periódicas que nos ayudarán tanto a prevenir posibles problemas, como a normalizar las visitas. Trabajaremos la higiene bucodental desde casa. No hay mejor prevención que el cepillo y la pasta de dientes. Los niños tienen que aprender desde pequeños que hay que cepillarse los dientes después de cada comida, además de la forma correcta de hacerlo. Y esta labor hay que realizarla desde bien pequeños. Cuanto antes empecemos, más fácil será que se automatice el aprendizaje.

3. Durante la visita. El niño debe notar que sus padres (fuente de seguridad y figuras de referencia), están tranquilos y relajados tanto en el trayecto, como en la sala de espera; que no transmitan sensación de angustia a los niños por el «daño» que les puedan hacer, pues eso refuerza el miedo del niño y le ayuda a justificarlo. Enunciar siempre en positivo la visita: «Vamos al dentista, te va a mirar los dientes y sé que te vas a portar muy bien». Podremos incluso reforzarle con un pequeño premio u obsequio a la salida, si así ha sido (unos cromos, unas pegatinas, o que papá o mamá jueguen contigo a algo que te gusta, etc.). En la sala de espera, intentar hablar de otra cosa, preguntarles por el colegio, a qué han jugado en el recreo, qué comieron… para que el foco de atención no esté en «si me va a doler, qué me van a hacer…», lo que favorece que el niño anticipe en negativo y le genere miedo y angustia. Siempre es mejor que el niño pase solo a la sala. De esta forma, el profesional podrá hacer mejor su trabajo, dado que se centra única y exclusivamente en el niño, y no olvidemos que los niños se portan de forma diferente cuando los padres están delante.

4. A la salida. Reforzar la conducta del niño, es decir, hagámosle saber que estamos muy contentos y orgullosos por lo bien que se ha portado, y cumplamos lo prometido, ese pequeño premio que habíamos pactado con él. No olvidemos que, para un niño, su principal refuerzo sale muy barato: es la atención de sus padres. Por eso tiene que ver que se le hace mucho caso a la salida de la visita al dentista, o que incluso se planifica realizar alguna actividad con él, como que esta tarde vamos a jugar juntos un ratito a tu juego favorito.

Fuente: Gaceta Dental 244, Febrero 2013

 

Cuidado dental de los niños

La mayoría de los dentistas pediátricos están de acuerdo en que el cuidado dental periódico debe comenzar al año de edad, con una revisión dental dos veces al año para la mayoría de los niños. Algunos niños podrían necesitar evaluaciones y cuidado más frecuentes. Según esta recomendación, la siguiente lista de comprobación dental para bebés y niños pequeños ha sido proporcionada por la Academia Americana de Odontología Pediátrica (American Academy of Pediatric Dentistry):

Del nacimiento a los 6 meses de edad

  • Limpie la boca del bebé con una gasa después de alimentarlo y a la hora de dormir.
  • Consulte al pediatra del niño sobre el uso de suplementos de fluoruro.
  • Regule los hábitos de la alimentación (biberón o lactancia materna).

De los seis a los 12 meses de edad

  • Durante esta época, debería aparecer el primer diente. Consulte al dentista pediátrico para un examen.
  • Cepíllele los dientes después de cada alimentación y a la hora de dormir con un cepillo pequeño de cerdas suaves.
  • Cuando el niño comience a caminar, tenga cuidado con las posibles lesiones dentales o faciales, o ambas.

De los 12 a los 24 meses de edad

  • Siga el programa de exámenes y limpiezas dentales según lo recomendado por el dentista pediátrico de su hijo. Generalmente se recomiendan los exámenes y las limpiezas dentales a niños y adultos cada 6 meses.
  • A medida que su niño aprende a enjuagarse la boca, y ya que la mayoría de los dientes primarios (dientes de leche) ha brotado a esta edad, conviene que se cepille con una porción de pasta de dientes del tamaño de un chícharo, en la mayoría de los casos. Sin embargo, se aconseja consultar con el dentista pediátrico del niño sobre la edad adecuada en que su hijo puede empezar a utilizar pasta de dientes.

Datos acerca de los dientes deciduales (primarios o de leche)

  • El cuidado adecuado de los dientes deciduales del niño (también conocidos como dientes de leche o dientes primarios) es muy importante, ya que estos dientes conservan el espacio para el brote futuro de los dientes permanentes.
  • Si un diente de leche tiene caries o se extrae demasiado temprano, se pierde el espacio necesario para el diente permanente, que sólo puede ser recuperado por medio de tratamiento de ortodoncia.
  • Los dientes de leche infectados pueden causar el desarrollo inapropiado de los dientes permanentes, dando como resultado manchas, cavidades y dientes más débiles.
  • La mayoría de los niños comienzan a perder los dientes de leche alrededor de los 5 años; usualmente se caen primero los dientes frontales. Los niños siguen perdiendo los dientes de leche hasta los doce o trece años, cuando finalmente aparecen todos los dientes permanentes, excepto los terceros molares (muelas del juicio).

Dieta y cuidado dental de los niños

Para asegurar que su niño coma adecuadamente y mantenga un cuerpo y unos dientes saludables, la Academia Americana de Odontología Pediátrica recomienda lo siguiente:

  • Pídale a su dentista pediátrico que le ayude a evaluar la dieta de su niño.
  • Compre con prudencia. No llene su despensa de alimentos azucarados o con almidón.
  • Compre los «alimentos divertidos» sólo en ocasiones especiales.
  • Limite el número de pasabocas (bocados entre comidas) y elija sólo los nutritivos.
  • Proporcione una dieta equilibrada y guarde los alimentos con azúcar o almidón para la hora de la comida.
  • No coloque a su hijo pequeño en la cama con un biberón de leche, fórmula o jugo.
  • Si su niño mastica goma de mascar o bebe soda, escoja las que no tienen azúcar


¿Qué es la dentición?

El primer diente de un bebé normalmente aparece entre los 5 y 7 meses. Algunos bebés tienen su primer diente un poco antes y otros un poco después. A menudo, primero salen los dos dientes inferiores centrales, seguidos de los cuatro dientes superiores centrales. Cuando el niño tiene 30 meses (2 años y medio) de edad, generalmente ya tiene los 20 dientes primarios.
La dentición es el proceso de crecimiento y salida de los dientes a través de las encías. ésta es una fase del desarrollo normal de su bebé.

¿Cuáles son los síntomas de la dentición?

A continuación, se enumeran los síntomas más comunes de la dentición. Sin embargo, cada niño puede experimentarlos de una forma diferente. Los síntomas pueden incluir:

  • Babear más de lo normal: el babeo puede empezar a los 3 ó 4 meses de edad, pero no es siempre una señal de que le estén saliendo dientes.
  • Ponerse constantemente los dedos o puños en la boca: a los bebés les gusta morder cosas aunque no estén en la fase de dentición.
  • Una zona de la encía inflamada o hinchada.
  • Inquietud o irritabilidad.

La dentición no causa resfriados, diarrea ni fiebre alta, pero puede hacer que un bebé esté molesto. Si su bebé se enferma al mismo tiempo que le están saliendo los dientes, es importante evaluar los síntomas de esa enfermedad independientemente de la dentición. Llame al médico de su hijo para pedir consejo si su bebé está enfermo.

¿Cómo puede ayudar a su hijo con las molestias de la dentición?

Si su hijo está molesto con la dentición, trate de darle juguetes de goma dura, anillos o juguetes fríos para la dentición, para que los muerda. No congele los juguetes o anillos para la dentición, ya que pueden dañar las encías de su bebé. También puede frotar la encía de su bebé con el dedo. Los geles para la dentición (por ejemplo, Anbesolâ, Orajelâ) no son necesarios ni útiles ya que desaparecen rápidamente con la baba. Algo frío normalmente suaviza y adormece mejor las encías. Pregúntele al médico de su bebé acerca de los medicamentos calmantes del dolor causado por la dentición.


Chuparse el dedo o succión del pulgar

El Hábito, podría ser definido como la costumbre o práctica adquirida por la repetición frecuente del mismo acto, el cual a cada repetición se hace menos consciente y si se repite con frecuencia puede ser relegado completamente al inconsciente

Duración

Por su duración puede ser subclasificada en:

  1. Infantil (hasta 2 años) en esta etapa forma parte del patrón normal del comportamiento del infante, en reglas generales no tiene efectos dañinos.
  2. Pre-escolar (2 a 5 años), si la succión es ocasional, no tiene efectos nocivos sobre la dentición, si es continuo o intenso puede producir malposiciones en los dientes primarios, si el hábito cesa antes de los 6 años de edad, la deformidad producida es reversible en un alto porcentaje de los casos con relativa facilidad.
  3. Escolar ( 6 a 12 años), requieren de un análisis más profundo de la etiología del hábito, pueden producir malposiciones dentarias y malformaciones dento-esqueletales.

Frecuencia

Pueden ser Intermitentes (diurnos) o continuos (nocturnos)
Hay niños que succionan a cualquier hora del día, y otros que solo en la noche o para dormirse

Intensidad

  • Poco intensa, cuando la inserción del dedo es pasiva, sin mayor actividad muscular, primordialmente los buccinadores. Generalmente no se introduce el dedo completo sino distraídamente la punta del dedo.
  • Intensa, cuando la contracción de los músculos de la periferia labial y buccinadores es fácilmente apreciable.

Tipos de hábitos de succión

  • Succión del pulgar
  • Succión de otros dedos
  • Succión del labio
  • Succión del frenillo
  • Succión del chupete
  • Succión de la lengua

Succión del Pulgar

¿Qué es la succión del pulgar?

La succión del pulgar es uno de los hábitos más comunes de los niños. El hábito comienza en las primeras horas de vida: el 90 por ciento de los recién nacidos muestran alguna forma de chuparse la mano a las 2 horas después del nacimiento.

Es normal que los bebés y los niños de corta edad se chupen el pulgar y no debe causar problemas permanentes si no continúa después de la edad de 5 años. Asimismo, no conlleva normalmente ningún riesgo el que los bebés utilicen chupetes.

La Academia Americana de Dentistas Pediátricos (American Academy of Pediatric Dentistry) afirma que la mayoría de los niños dejan de chuparse el pulgar sin ayuda entre las edades de 2 y 4 años. La Academia afirma que no existe razón para preocuparse hasta que salga el primer diente frontal. En este momento, pueden presentarse algunos problemas, incluyendo problemas de mordedura, o que sobresalgan los dientes frontales. Otros problemas que pueden presentarse por chuparse el pulgar son dolor, infecciones y callos en el pulgar.

Se cree que el uso del chupete puede de hecho ser mejor que chuparse el pulgar por las siguientes razones:

  • Los chupetes son más blandos y causan menos daño a los dientes.
  • El borde de plástico del chupete proporciona alivio para la tensión de los dientes.
  • Los chupetes pueden limpiarse.

Consulte con el médico de su hijo si usted está preocupado porque su hijo se chupa el pulgar. Generalmente, no es un problema para los niños menores de 4 años de edad.

Hay toda una serie de consecuencias que puede traer el hábito de chuparse el dedo hasta edades superiores a los 4 años, como por ejemplo las anormalidades en la posición de los dientes principalmente los anteriores o sea de adelante, tanto del maxilar superior como del inferior, siendo muy frecuente lo que se llama Mordida Abierta Anterior en la cual los dientes de arriba se encuentran desplazados hacia afuera y los de abajo hacia adentro quedando un espacio entre los bordes de los dientes al cerrar la boca.

También se presenta una deformación del paladar, producto de la presión continua del dedo en este sitio. Es realmente un cuadro clínico muy particular y fácil de identificar, además mirándole el dedo pulgar al niño obviamente se verá enrojecido y con callosidades en la zona de succión.

Cuanto más tiempo persista el hábito, más problemas vamos a encontrar en la Oclusión del niño y en el desarrollo de todo el conjunto dientes-labios-paladar.