Según el estudio de la Dra. Cristina Llanera Peña, la hipertensión arterial afecta a casi el 40 por 100 de la población, prevalencia que está aumentando notablemente en la actualidad. La inflamación crónica de las encías a su vez afecta a un 73 por 100 de la población y cada vez son más los pacientes que reúnen estas dos características de hipertensos y afectados por periodontitis que requieren tratamiento odontológico. Se ha estudiado una posible relación entre ambas patologías, del análisis de todos estos datos y demás información podemos concluir que, efectivamente, la periodontitis (inflamación crónica de las encías) mantiene cierta relación con la hipertensión arterial y viceversa.
Los tratamientos antihipertensivos actúan a dos niveles a nivel bucal; en primer lugar los medicamentos de este tipo (ya sean beta bloqueantes, antagonistas del calcio, IECA, ARA II o diuréticos) provocan una hipertrofia gingival. Por otra parte, también tienen graves repercusiones sobre el flujo salival, provocan una hipofunción de las glándulas salivares, terminando en una xerostomía (boca seca) que, a su vez, repercute de manera negativa sobre el estado periodontal y favorece la aparición de caries de raiz, además de un aumento considerable del índice de sangrado en pacientes hipertensos en comparación con pacientes normotensos. Una excepción son los pacientes fumadores ya que, a pesar del aumento de tensión arterial provocado por el tabaco en sí, no sangran tanto debido a las sustancias que contiene dicho tabaco. Se ha demostrado que hay un aumento proporcional de la tensión con respecto a las pérdidas dentarias, de ahí que se puede afirmar que a menos dientes en boca, mayores cifras de tensión arterial. El odontólogo deberá tener precaución en pacientes hipertensos, ya no sólo por el tipo de anestesia que debe suministrarle sino por el «manejo» del paciente.